La ocupación y el rol que desempeñamos en la vida son fundamentales para nuestra identidad y bienestar. Cuando perdemos la capacidad de mantener nuestros roles y rutinas diarias, podemos experimentar un deterioro significativo en nuestra calidad de vida. Es esencial recordar la historia y las experiencias de la persona que cuidamos, y tratar de mantener las actividades que le han hecho sentir útil y realizado.

Cualquier actividad que genere un sentido de propósito y productividad puede tener un impacto positivo en la persona. Al centrarse en algo significativo, la persona puede dejar de lado los sentimientos negativos y experimentar un mayor bienestar. Además, la ocupación puede ayudar a preservar las capacidades residuales de la persona durante más tiempo.

Es crucial adaptar las actividades a las necesidades y preferencias de cada persona. Al hacerlo, podemos ayudar a mantener su sentido de identidad y propósito, y promover un mayor bienestar y calidad de vida.

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